Pues la verdad que el día anterior de playa en Railay había conseguido recuperarnos totalmente de tanto desplazamiento. Nada más levantarnos vamos a la zona de restaurante y nos preparamos para salir mochila en mano a realizar alguna excursión por la costa. Nos apetecía realizar un tour cercano, sencillo y adaptado para niños. Lo tuvimos claro, a ver si llegamos a hacer el tour de las cuatro Islas en Krabi.
Lo bueno de esta zona es que encuentras una playa increíble cerca en muy poco tiempo. Si realizas un tour organizado no estarás solo, pero recorrerás un itinerario sorprendente que te acerca en muy poco tiempo a multiples experiencias increíbles. Visitar las fabulosas islas rodeadas de un mar azúl turquesa es sin lugar a dudas una de las cosas que no puedes perderte en Ao Nang.
No habíamos contratado ninguna excursión el día anterior. Hay gran cantidad de agencias que ofrecen estos servicios. E incluso desde el mismo hotel puedes contratarlas. Nosotros nos paramos en Barracuda’s Tour, uno de los más antiguos de la zona y tras negociar el precio nos apuntamos en el último minuto al Tour por las cuatro Islas. Nos costó 950 Baht los tres (Gemma no pagó). Por cierto, si quieres conocer como elegir el mejor tour para hacer con niños en Krabi, no te lo pienses haz click aquí.
Cruzamos la calle y directamente nos subimos desde la playa a un longtail que estaba esperando con muy poca gente la verdad.
Si no hay mal tiempo desde el inicio, todas las excursiones que se suelen realizar por mar empiezan con el mar plano y cuando, al medio día, el sol calienta la tierra, entra el viento hacia la costa haciendo que el mar se pique y la excursión se vuelve más incomoda. Eran las 09:30 y salimos con el mar plano.
Tour de las cuatro Islas en Krabi
Siempre me ha llamado mucho la atención los motores de estas embarcaciones. Adaptaciones de motores de vehículos que pivotan sobre un punto y que terminan en un largo eje con una gran hélice harán de tu recorrido un escandalosamente agradable experiencia. Además te sorprenderá la destreza que tienen de maniobrar levantando la hélice al completo para evitar chocar contra el coral.
Lo bueno de hacer estas excursiones es el recorrido. Al ser barcas pequeñas y lentas te permite acercarte mucho a los multiples islotes presentes. No escondas mucho tu cámara porque vas a ver lugares increíbles para inmortalizar. Con Gemma no tuvimos ningún problema, protegida del sol, con la crema, sombrero y agua fresca cada poco tuvimos la suerte de poder disfrutar de un amplio asiento a la sombra durante todo el recorrido.
Al poco de empezar la excursión ya divisamos una de las paradas. Muy cercana a Ao Nang, ya la habíamos visitado el día anterior Phranang cave. Esta muy cerca de Ao Nang y lo que tuvimos de suerte fué que al salir a las 09:30 la primera tongada de turistas ya no estaba en la zona por lo que quedó bastante libre de multitudes. Desde aquí partimos hacia la siguiente parada Chicken Island. Una Isla reserva natural cuya formación más alta se parece a la cabeza de un pollo y de aquí su nombre «turístico». Tuvimos suerte de poder realizar un buceo en la parte posterior de la Isla. Como norma general se eligen otras zonas pero al ser pocos creo que encontraron que era una buena elección.
Bucear en Tailandia es una experiencia que no puedes perderte
La primera vez que pude bucear en Tailandia no me lo podía creer. Acababa de ajustarme las gafas y me deje caer para ver si no me entraba agua. Me levante de golpe, no me lo podía creer, delante de mí, a pie de playa una colección de peces tropicales en un ambiente coralino indescriptible. Seguía sin creérmelo, pero si el agua me llega a las rodillas como puede ser? Pues esa experiencia tenía que poder compartirla con Gemma.
El primer día que llegamos le pregunté a Moustafa como podía hacerlo para que mi hija pudiese ver el fondo del mar. Tardamos un poco, pero al día siguiente se presentó con una especie, como de tapa de lavadora gigante de muy poco peso y que usan para observar si el fondo de las embarcaciones esta bien. Me la dejó sin problemas. Simplemente me dijo ya me lo contarás con una cerveza.
Pues llegó el momento, cojo a Gemma, la cargo dentro de esa mampara y empezamos a recorrer el fondo marino. El momento fué tal y como me lo imaginaba. No le bastaban los dedos para señalar todos los peces que veía, gritos y risas. Nemo, Dory,…no falló ni uno. Me encantó poder compartir este momento con ella.
De aquí salimos dirección a Koh Tub, un lugar precioso que une dos islas a través de un camino de arena blanca que desaparece con la marea. Aquí aprovechamos para comer un picnic tailandés a base de arroz y carne de cerdo que pese a estar cocinado horas antes y servido en un recipiente de plástico conservaba muy buen sabor con un punto picante.
Y de repente Islas con monos
Y de aquí nos dirigimos a Koh Poda, uno de los lugares más emblemáticos de este tour de las cuatro Islas. Este lugar además de una arena blanca y un mar azul turquesa cristalino, cuenta con un islote frente a la playa que es el típico lugar donde todo el mundo se realiza la típica foto de rigor en las playas. Esta zona suele estar bastante masificada según a la hora que llegues. Pero si te alejas un poco encontrarás un poco de paz para disfrutar de la parada. Un solo consejo, cuidado con los monos. Los monos presentes en esta zona tienen un doctorado en robo con fuerza, hurto y agresiones al turista. Por lo que te recomiendo que no les des de comer, que no dejes solas tus pertenencias y sobretodo que no te encares a ellos. Seguro que algo pierdes. Las fotos mejor de lejos.
Eran las 15:00 y tocaba vuelta a puerto. La grata sorpresa fue una ensalada de frutas que habían preparado nuestra guía a base de piña y sandía. Todo el día al sol y con sal creo que ha sido de las mejores recompensas que podíamos tener antes de una vuelta un poco movidita.
A las 16:15 h. ya estabamos en Ao Nang. Personalmente, muchas veces leo post de gente que este tipo de tour de las cuatro Islas en Krabi u otros les ha decepcionado por la masificación de turistas. Pero que quieres que te diga, el problema es que las expectativas de visitar un lugar desierto no entra en estas excursiones. Pero no te equivoques es una experiencia única de la que sacarás mucho provecho con tus hijos.
De aquí salimos al hotel donde con «unas» cuantas cervezas le devolví la pantalla a Moustafa. Se lo agradeceré toda la vida. Y tras descansar un poco, bajamos a primera linea a cenar de puestos callejeros y jugar una partida de mini-golf. En la que por cierto, estuvimos solos. Y perdí.
